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Channel: Cuentos y poesías – El Juglar Inicial
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El megáfono (CUENTO PEQUEÑO PARA PEQUEÑOS QUE NO PUEDEN DORMIR SOLOS)

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EL MEGÁFONO de Patricia Iglesias Torres



Éste es Santiago, tiene tu edad. Y un problema: no se puede dormir solo, quiere ir a la cama grande de sus papás.

Éste es Rogelio, el papá de Santiago. Tiene la edad de tu papá y un problema: su hijo no se puede dormir solo y siempre termina durmiendo en "su" cama.

Cada noche de todas las noches del año, se acuestan juntos por un ratito, en el cuarto del nene. Rogelio le acaricia el pelo y cuenta aventuras o historias de otros tiempos. Poquito a poco los ojos de ambos se entrecierran hasta que se quedan completamente dormidos. Como los dos duermen en la cama de Santiago, que es pequeña como él, el papá queda con la mitad del cuerpo afuera. Pero tan dormido que ni un rugido de león podría despertarlo. Ahí comienza el problema de la mamá.

Primero trata de despertarlo con besitos. Pero no hay caso, sigue dormido.

Después dice: "Ro… Rogelio. Vamos a tu cama".

Como no le da resultado, trae un vaso de agua y despacio le moja la cara. Rogelio se da vuelta, protesta un poco, pero sigue atrapado en su dulce sueño.

Mientras tanto la mamá busca otra solución: enciende la radio portátil con una música rápida y se la acerca bien al oído (sí, al oído del papá ¿ o querés que se despierte Santiago?). Nada de nada, ni una pestaña mueve.

Ya el brazo y la pierna del lado izquierdo de Rogelio están tocando el piso.

La mamá, se sienta y los mira. Camina, busca la manera de despertar a su esposo sin interrumpir el sueño de Santiago. Pero todo es imposible.

Prepara un rico té de naranjas y se lo lleva, para tentarlo con el aroma casi le moja la punta de la nariz. Pero el papá, ni un ojo abre.

Hasta que cansada y fastidiosa por no encontrar una solución, toma un megáfono y desde la cocina grita: "Rogelio".

Con tanta suerte que ve alguien que se acerca a ella. Pero… ¡¡ oh sorpresa!! No es el papá. Es el hijo, Santiago que refregándose los ojos con las manos le pregunta:

– ¿Ya hay que ir al jardín?

No, mi amor, todavía es muy temprano para despertarse.

Lo lleva dándole palmaditas en la espalda a la cama grande.

En la del nene duerme plácidamente Rogelio, el papá.


DECÁLOGO DE NIÑOS FELICES

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DECÁLOGO DE NIÑOS FELICES

COMER UN HELADO Y QUE NO SEA VERANO,

ENSUCIARSE LA CARA CON MERMELADA

COMIENDO TOSTADAS RECIÉN PREPARADAS.

ESCUCHAR UN CUENTO O ALGÚN INVENTO,

REÍR EN LA NIEVE O CUANDO LLUEVE.

ABRAZAR A UN AMIGO SIN DECIR PIDO,

CHAPOTEAR EN EL AGUA Y HACER MUCHO RUIDO.

JUGAR A LA MANCHA, A LAS BOLITAS,

SALTAR A LA SOGA , CAMBIAR FIGURITAS.

HACER UN GOL O ENAMORARSE

Y CAMINAR DESCALZO SIN RESFRIARSE.

TENER UN ABUELO, AUNQUE SEA PRESTADO,

PARA SENTIRSE ÚNICO Y MIMADO.

PARA SER UN NIÑO FELIZ EN ARGENTINA,

ITALIA, ISRAEL, AUSTRALIA O CHINA,

DEBEMOS TENER CASA, COMIDA Y MEDICINA.

VIVIR EN UN MUNDO CON AMOR Y PAZ

Y VER NOCHE A NOCHE UNA ESTRELLA FUGAZ.

PATRICIA IGLESIAS TORRES

Poesía extraída del libro: "¿Vamos a pensar?2" de Editorial Ediba.

Un proyecto”Soy un escritor” EscuelaNº 29″Dr. Osvaldo Magnasco”

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Gracias a  las profesoras Vivi y Eda

A los chicos -Verónica, Paula, Rocio, Luna, Santiago, Manuel -de la escuela 29 Dr.Osvaldo Mañasco por  el conmovedor  trabajo que realizaron con mi bibliografía y por su proyecto “Soy un escritor” .

 

Aquí algunos de sus escritos y sus autores:

ALEXIS LLORA

AUTORA:  MARIA  VERONICA  PINTOS RIVAS

ESTABAMOS COMIENDO  TORTILLA DE PAPA, MI HERMANO LLORABA MUCHO.

LE DOY UNA MAMADERA

LLORA  MUCHO…

LE  DOY UN CHUPETE,

LLORA MUCHO…

LE  DOY UN  JUGUETE,

LLORA  MUCHO…

LO SACO AFUERA,

LLORA  MUCHO…

LO HAGO DORMIR EN LA CUNA,

LLORA MUCHO…

MI MAMÁ LE DA TETA,

YA NO LLORÓ MÁS…

Un niño sordo

Autor  Santiago Menoni   Sibilla

Tomás es un niño sordo  al que le gusta mucho leer  libros  de  aventuras, pero los que más  le gusta es investigar sobre los planetas.

Siempre averigua en internet información.

Un día llego a su casa  uno de sus amigos, que le pidió hacer un viaje al espacio.

El papá de su amigo trabaja en la NASA.

Tomás acepto hacer el viaje para conocer el espacio.

Se fueron en una nave espacial…

Y llegaron a un planeta…

De pronto se vieron con un monstruo. A  él no le gustaba que ellos estuvieran en su planeta y quería echarlos.

Porque era su planeta, se ponía nervioso…

Tomás  y Lautaro  dormían en una carpa, alrededor de la carpa había muchas piedras.

El monstruo se escondió atrás de una piedra  enorme mientras ellos estaban durmiendo.

El quería asustarlos, pero ellos no se asustaron y le dijeron:”hola!!!! ¿Como estas monstruo?  ¿Vamos a  jugar?

Y los tres se hicieron amigos.

Poco tiempo después volvieron a su casa.

Le contó a su papá que se encontró con un monstruo y se hicieron amigos, ellos estaban muy felices!!!!

Tomás quería ir corriendo a su escuela que se llama Osvaldo Magnasco n°29 a contarles a sus amigos.

 

Estaban muy enamoradas

Autora: Luna Belén López

Había una vez una joven que se llamaba Camila.

Ella era buena y simpática. Le gustaba un chico que se llamaba Santiago.

Él  era alegre y guapo. Ella quería ser su novia y Santiago le dijo que si.

 

Ellos  estuvieron de novios y un tiempo después se pelearon porque a Santiago le gustaba una chica que se llamaba Delfina.

Ella era muy dulce pero vanidosa porque se creía la más hermosa y vivía muy cerca de la casa de él, se veían todos los días.

 

Un día Delfina y Camila discutieron mucho y se pelearon porque las dos estaban enamoradas del mismo hombre.

Entonces  Santiago se puso triste y les dijo a las dos que no quería ser más el novio de ninguna.
Después de un mes él viajó a otro país para trabajar y se quedó a vivir allá.

Él  nunca más volvió acá y nunca más vio a Camila ni a Delfina….

 

 

Libro=  Cuento de  terror:  “FORDA”

Autor=   Manuel Regueira           Dictado en lengua de señas a la maestra.

 

FORDA  es  un  niño  fuerte, vive  en  un bosque  solo.

Él estaba paseando  y  vio muchos  gusanos en un árbol y se los comió.

Él se transformó en un monstruo.

Él se escondió.

Vino el amanecer, el día y se convirtió otra vez  en un niño.

A partir de ese día todas las noches se volvía  un monstruo.

Después él se enfermó del corazón y murió.

¡ FIN!

 

“Un nene vive en un castillo”      Autora: Paula Rosana López

Había una vez un nene que se llamaba Aramis.

El vivía en un castillo con sus padres.

Un día Aramis fue al bosque mágico que se llamaba Tashira, el nene  vio una casita con tres brujas.

Ellas se llamaban Matilda, Mónica y Finalda,  eran malísimas y maleducadas.

Un tarde el nene le dijo a Finalda, que tenía hambre:”yo quiero comer algo”.

Ella le dijo a Aramis “no, no”.

Aramis se puso triste, Finalda, Mónica y Matilda le dijeron a Aramis que ellas también tenían hambre y querían comerlo a él.

Aramis estaba asustado y se escapó.

Aramis llegó a su castillo.

Las brujas lo perseguían.

Cuando llegó a su castillo, él les avisó a sus padres.

Les dijo:”las brujas me persiguen”.

Los padres  de Aramis se pelearon con las brujas.

Un  hada vino y los ayudó, las apuntó con su varita y ellas se convirtieron en sapos.

Los padres y Aramis se pusieron muy felices.

Aramis siempre vivió en su castillo con sus padres.

 

(FIN)

 

 

 

 

Poesía: Niño Mundo

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Niño mundo

de Patricia Iglesias Torres

Niño mundo.

Sin hambre,

sin guerras, ni amenazas.

Niña estrella.

Sin castigos,

sin discriminación, ni mordaza.

Niños mares.

Sin dolores,

sin humillación, ni sin casa.

Niñas soles.

Sin golpes

sin maltratos, ni corazas.

Niño, niños, niña, niñas.

En palabras,

en las rondas,

en  abrazos de madraza.

Niño, niños, niña, niñas.

En el juego,

en el cuento,

en el arte y en la infancia.

Niño, niños, niña, niñas.

En el respeto,

en la memoria,

en la verdad  y en cada plaza.

 

 

Poesía: Susurro del cielo

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Nadie sabe bien por qué los sábados a la mañana,

dos pájaros de mi pueblo se acercan a mi ventana.

Nadie sabe bien por qué uno de ellos me acaricia,

suave susurro de cielo, se siente como delicia.

Nadie sabe bien por qué escucho su pensamiento

cien aleteos celestes cuentos de brisa y de encuentro.

Nadie sabe bien por qué me secretea al oído:

“La libertad no se vende aunque te roben el nido”.

“La libertad no se compra aunque te corten las alas.

La libertad está adentro del corazón de las hadas”.

Nadie sabe bien por qué los sábados a la mañana

cuando los veo llegar el alma se me aliviana.

¿Será porque soy un ángel?

¿Será porque soy muy mala?

¿Será porque sueño y quiero?

O… ¿por ser muy charlatana?

 

Poesía : Patricia Iglesias Torres ( Argentina)

Ilustración : Marlowa ( Brasil)

 

 

Modalidad de fusión de artistas : ¨El reino del revés¨ Poesía creada a partir de una ilustración

 

http://lalunanaranja.blogspot.com.ar/2008/10/susurros-del-cielo.html

 

Poesía ¿Quién vive?

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¿Quién vive?  de Patricia Iglesias Torres

Ilustrado por Ana Luisa Stok

 

¿Quién vive en el pueblo negro y fantasmal?

¿Algún vampiro tonto, sucio y desalmado?

o ¿el monstruo del río verde y el matorral?

¿Quién vive, en ese pueblo, enamorado?

En el de marrones y movedizas arenas.

Y algunos bichos distraídos y peludos.

Y arañas tejiendo trampas a la espera.

¿Quién está feliz en este mundo tan oscuro?

En el que todas las noches se oyen gritos.

En el de casas húmedas y arruinadas

y brujas coloradas, pendientes de los ritos.

¿Quién vive allí vendiendo limonada?

En el que traicioneras y sigilosas serpientes

se deslizan silenciosas entre piedras frías.

Con laberintos que confunden a la gente.

¿Quién sueña con su amada todo el día?

¿Quién vive en el pueblo negro y fantasmal?

¿Quién vive, en ese pueblo, enamorado?

¿Será un ser que no tiene espejos ni cristal?

O ¿un pequeño duende soñador y despistado?

Si querés saber más de la ilustradora Ana Luisa Stok visita:

http://www.analuisastok.com.ar

 

Buscamos Mini Ilustradores para el cuento GRISELINO.Tenés tiempo de enviar el tuyo hasta el 21 de septiembre

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Lee el cuento con tu maestra o con tu familia y envíanos una ilustración, el 21 de septiembre publicaremos todos los trabajos recibidos.

Griselino (Un cuento para contar en primavera).

Cuentan los vecinos más viejos del pueblo que, hace muchísimos años, había un rey llamado Griselino.

El corazón de Griselino era igual a una pasa de uva. Malos tratos, enojos, gritos y egoísmo habían provocado que el rey tuviera un corazón pequeño y arrugado.

Un gobernante con corazón oscuro había provocado un reino gris. Las casas, las ropas, las flores, los pájaros y los árboles se veían desgastados.  Frío y ceniza cantaban cada mañana.

Griselino siempre estaba aburrido. Bufones y juglares habían intentado divertirlo,  pero  todo era en vano, ellos también estaban apolillados, tediosos y enojados.

Cuando faltaba sólo un mes para que Griselino cumpliera años, gritó:

- ¡Quiero una fiesta!

Los súbditos trabajaron mucho para preparar la celebración. El deseo del rey era el deseo de todos. Las invitaciones de platino viajaron semanas para llegar a las manos de los invitados.

Al recibir las tarjetas, los familiares y amigos se excusaban: “Justo ése día me dolerá el oído”; “Tengo que ir al dentista”; “Cumple años mi mamá”; “Mi caballo está tuerto”; “Me caso con el príncipe azul”, “tengo que cuidar al gran bonete”.

La única Invitada que aceptó con gusto fue Vera, una prima lejana.

Vera llegó vestida de gris (detalle que la hizo más familiar).

Griselino la miró fijo y gritó:

- ¿Qué me trajiste de regalo? Espero no sea un pescado…  ¡Dámelo o  la suerte te abandonará!-fueron las primeras palabras del rey.

- Primo Griselino, debes tener paciencia. En tres días y con alegría.

- ¿Quién eres con esa exigencia?  ¿Tener  paciencia? ¡Esto es una impertinencia!

- Soy tu prima que te estima. La única que ha venido al festejo y no me quejo.

- ¿Eres mi única invitada? -preguntó el rey- ¿única invitada? Mmmm… Aunque sea una chiquillada… tu idea me agrada.

Primer día.

Vera sacó de la valija un traje y una capa de color celeste. Griselino aceptó cambiar el look.

“Parezco un cielo lindo” dijo el rey al probarse la ropa. Y una pequeña sonrisa insinuó.

 

 

Luego, Vera colgó un sol en la torre más alta del palacio; el pueblo se iluminó, pero Griselino no se dió cuenta porque estaba distraído mirándose al espejo.

Segundo día.

Vera le dió un beso en la mejilla a Griselino.

El rey sintió que su corazón se ensanchaba un poquito; y pudo ver el sol reflejado en el espejo.

Vera  le dijo susurrando “Te quiero Griselino”, pero el rey no la escuchó porque estaba distraído .

-¡Te quiero para mí, sos mi rubí!- gritaba, mientras saltaba con la mano estirada  al sol.

Vera insistió  “Te quiero Griselino”,  y lo abrazó.

El monarca sintió en el abrazo el latido del corazón de Vera y le gustó. Tanto le gustó que quiso abrazar a cuanta persona se le cruzaba por el camino.

El pueblo se contagió y abrazó. Los pueblos se contagian de las buenas acciones de sus gobernantes.

Tercer día.

Vera como brisa esparció brotecitos verdes y cientos de azares entre los limoneros, cerezos y naranjos de la comarca.

A Griselino lo atrapó el aroma y caminó tras él; llegó hasta la torre más alta del reino;  y desde allí pudo ver un pueblo con colores nuevos.

– Primo, He cumplido, tu regalo he traído.

– ¡¡¡¡Gracias Prima Vera!!!! ¡Valió la espera!

Cuentan los vecinos más viejos del pueblo que, hace muchísimos años, la prima Vera llega y regala nuevas sensaciones y emociones.

¿Será por eso que en primavera el sol es más brillante y se enamora hasta el elefante?

Patricia Iglesias Torres

 

Gracias a todos los chicos  de Sala Amarilla y a su maestra María Eugenia Aufranc por narrar e ilustrar a “GRISELINO”.

Envíalos a  patriciaiglesiastorres@gmail.com o https://www.facebook.com/eljuglarinicial.com.ar

 

¡¡El juglar inicial espera tus fotos!!!Día de la tradición/ Obra de teatro: www.campo.com.ar

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Una manera de festejar el día de la tradición.

 

Invitá a los abuelas y abuelos de tus alumnos. Representá junto a tus compañeras/os una obra de teatro.

¡Finalizá con pastelitos, biscochitos y mate!

Los niños y niñas pueden asistir con vestimenta típica de nuestros gauchos y paisanas.

Aquí te invito a leer una obra… Si te gusta y se animan a representarla (las y los docentes) mandanos fotos para subir al Juglar inicial.

 

Obra de teatro:   www.campo.com.ar de Patricia Iglesias Torres

Escenografía: Living de una casa. Una ventana en el centro.

Personajes: Niños: Marcos, Clara, María.

Adultos: Tía Dora, Tío Segundo.

Marcos: nene estudioso, aspecto tímido, pulcro con anteojos.

Clara: nena romántica vestida con corazones florcitas etc.

María: nena baronera, desaliñada,  siempre  mascando chicle.

Tía Dora: llamativa, vestido de colores fuertes, tacos altos con bolsos, valijas, sombrero. (viene de Disney).

Tío Segundo: hombre de campo, bombacha, alpargatas, pañuelo al cuello,  con dos canastas y una jaula.

En el escenario: Clara, María y Marcos.

Clara, mirando por la ventana

-¿Cuándo  vendrán?

María-(se acerca a los chicos y les dice en secreto) Estamos esperando  a nuestros tíos. (Mirando a sus hermanos) ¡Tengo tantas ganas de ver a tía Dora! Seguro que me trae una máquina rara… una de esas que sacan humo o fabrican algo.

Marcos (asoma la cabeza detrás del libro que esta leyendo) -Qué interesada que sos nena, siempre estás pensando en las cosas que te van a regalar.

María- ¿¿Qué decís?Soy la menos interesada de los tres. Vos le das un beso a tía Dora cuando ves el regalito sino ni la mirás.

Marcos: ¡Mentirosa!

Clara: ¡Basta chicos! Siempre están peleando. Me aturden con sus pavadas. ¿Se acuerdan cuando éramos chiquitos? Tío Segundo nos llevaba al campo y andábamos a caballo ¡Qué lindas eran esas cabalgatas! Un genio el tío. ¡ Ayyyyy !(Suspirando) las cabalgatas…las estrellas y la luna…

Marcos-Qué fascinante investigar las abejas en directo, al lado del panal.

María:-¡Qué aburrido sos! “investigar, leer, estudiar”. El campo está genial para treparse a los árboles, correr sin parar, pescar en la laguna…

Se escucha una voz que los llama:

-Chicos… A merendar!!

Salen de escena.

Se escuchan unos golpes a la puerta, luego de insistir con el llamado (ruido de puerta que se abre) entra tía Dora (llamativa, trae bolsos valijas, un sombrero,  viene de Disney).

Dora  -¡Oh! Mis babys, ¿dónde están?

Canción de presentación:

“Yo soy  tía Dora,

que vive en Disney con tostadora,

procesadora  y computadora.

Me encanta hablar en inglés y decir yes,

comprar dólares y conectarme en internet”.

Mirando a los chicos espectadores les cuenta  en confidencia:

- “Segundo”, mi hermano que vive en el campo, va a venir también…hay que tener una paciencia… Siempre cree que las cosas de la campiña son las mejores… Pero estoy segura que los childrens solo van a querer estar  conmigo. Soy tan divertida, hermosa y traigo (revoleando una de las valijas) los mejores regalos! Preguntándole al público: -Chicos, ¿ustedes saben a dónde están mis sobrinos? ¿Por allá? A verrrrrrrrrrr ¡babys!!

Sale de escena exclamando: ¡Aquí está tía Doraaaa!

Se escuchan dos golpes a la puerta (ruido de puerta que se abre) y entra a escena: Tío Segundo (bombacha, alpargatas, pañuelo al cuello, con dos canastas y una jaula.)

-¡Hola gurises! Aquí llegó el tío Segundo.

Canción de presentación del tío Segundo

“Yo soy el tío segundo,

que no conozco el mundo

Pue´ feliz entre vacas y gallinas

me quedo en la Argentina.

Aunque no sea tan fecundo

Ni loco  voy por el mundo.

Me arremango pa´laburar

Y no me siento a llorar.

Soy gaucho de ir p´adelante

Con la barriga picante.

-Seguro que mis chinitas están tomando su mate cocido, ¿ya habrá llegado “la Dora”? Hablándole al público: -”la Dora” es mi hermana…, la otra tía de los chicos, es la que llegó de “la Disney” ¿la vieron? Y…, ¡a mis gauchitos? Sale de escena exclamando:

-¡Che, gurises! ¿Dónde están??

Entran los  tres chicos

María -¡Ufa! ¿Cuándo vendrán?

Marcos- preguntándole al público:-¿chicos no vieron a nuestros tíos?? Escuchando las respuestas de los nenes A ver, a ver… ¿por allá?…

Clara- ¡Qué emoción! Vamos a esperarlos al jardín. Salen y entran por diferentes lados sin verse todos los personajes.Cuando se encuentran: abrazos, gritos, besos, alegría.

Segundo – Antes que nada, apoyemos la sentadera y cuéntenle al tío, ¿cómo anduvieron? ¿Qué tal el colegio?

Dora- Antes que nada, les voy a mostrar los regalos que les traje.

Los tíos  se sientan cada uno a un lado del escenario y los chicos “correrán” hacia uno u otro lado de acuerdo quién hable.

Dora –(sacando un regalo de la valija) este es el último hit del momento: un mp 25 anda a batería.

María- ¡qué bueno! Se coloca los audífonos en los oídos.

Segundo-(sacando de la canasta) miren que hermoso salamín “casero” lo hice con mis propias manos (los chicos se acercarán al tío pero casi sin darle importancia, diciendo: “sí, sí qué rico, o qué lindo” pero correrán hacia  tía Dora rápidamente y con entusiasmo)

Dora- (sigue sacando de diferentes valijas y bolsos) este es un muñeco que habla, canta y camina, funciona a “pilas”.

Clara – ¡Ay, tía qué divino! Dice “te amo” ¡Qué romántico!

Segundo- Traje harina y sal para enseñarles a hacer “pan “y acompañar el salamín (los chicos se acercarán al tío pero casi sin darle importancia, diciendo: “sí, sí qué rico, o que lindo” pero correrán nuevamente hacia tía Dora con entusiasmo).

Dora-y… Esto… Es… Una… C o m p u t a d o r a, último modelo!

Chicos: ¡IUPIIIIII! Vamos  a enchufarla. Salen del escenario mientras dicen:

Clara- Voy a ponerme de novia por internet.

Marcos- Voy a conocer todos los museos.

María-Voy a chatear con Diego Maradona.

El tío se queda solo en el escenario,  metiendo  la cabeza adentro de la canasta

-Gurisitos, miren esto…  Traje… A ver… Sí, aquí están, estas son (levantando la cabeza se da cuenta que lo dejaron solo, mirando su mano y apenado juega con unas piedritas entre sus dedos) estas piedritas son de la orilla de la laguna para jugar a las payanas… Pero me parece que voy a jugar solo.

El tío canta:

Por qué no le gustan mis regalos si son divertidos también

será porque no tienen pilas, ni cables, ni internet.

Silencio.

Don segundo sigue en el escenario en un costado acurrucado con sus canastas

Aparece Clara (tirando el muñeco a un lado del escenario)

-¡Qué pena!  Era tan romántico, me encantaba…, pero este muñeco ya no habla, ni canta, ni camina… se le acabaron las pilas…, y ¿ahora?  estoy aburrida…, ¿qué hago?

El tío levanta un poco la cabeza y la mira esbozando una leve sonrisa

Aparece  María en escena con el mp25 en la mano.

-¡¡Ufa, ufa y tres veces ufa!!!!! Este mp25 es muy lindo, muy lindo pero no funciona,  se le acabó la batería…, ¿ Y ahora? ¿con qué me divierto?

El tío Segundo, ya más incorporado  agranda su sonrisa.

Aparece Marcos en escena

-Me quiero morirrrr, tenía la conexión con Francia con uno de los museos más famosos y se cortó la luz, no me anda la compu.

El tío totalmente  incorporado dice (agrandado y con ademanes exagerados):

-pa´eso está el tío Segundo, que no habrá recorrido el mundo, pero bue, de divertimento sabe largooooooo.

Los chicos corren entusiasmados hacia dónde está el tío.

Chicos-¿cuál es tu idea?

Segundo –arremanguensé (dice  subiéndose los puños de la camisa) pa´amasar  unos ricos pancitos, así después preparamos unos mates y…

Marcos-sí tío, yo preparo el mate.

Clara-y yo amaso

Segundo- y vos m´hija,  podés jugar con estas piedritas a las payanas

María-¡qué bueno!

Segundo-¡manos a la obra!

Se van todos, menos María que reflexiona en vos alta

-La verdad que no se necesita mucha plata para divertirse, con un poco de entusiasmo e imaginación…

Entra sin que la vean tía Dora- cabizbaja y meditabunda.

-Mis regalos duraron tan poco…

Y canta:

¡Oh! My god, que triste estoy

¡Basta de  pilas, cables y aviones,!

Quiero  abrazos y mucho amor

Salen a escena( silenciosamente) los chicos y el tío Segundo. Dora no los ve. María camina despacio y se va acercando al grupo, siempre mirando a la tía Dora, el tío Segundo y los tres chicos hacen una ronda, como secreteando, giran, asienten con la cabeza y se van, la tía Dora se queda en el medio del escenario sentada y triste.

Entra Marcos con una bandeja con los elementos para preparar el mate.

Marcos-¡tía Dora! ¿Me podés ayudar??

Dora -¿A… A mí me hablas?

Marcos-Sí, ayúdame a hacer el mate.

Dora- ¡Oh my love! Ya no recuerdo como se hace esta infusión campestre.

Marcos-Mirá es fácil, ponés un poquito de azúcar, la yerba, mezclás, das vuelta el mate, luego va la bombilla…

Dora (haciendo lo que marcos le indica)-Pero que beautiful, ¡qué divertido!

Entran las otras dos sobrinas con una bandeja con pancitos y salame.

María (feliz)-Señoras y señores aquí les presento a: ¡ los pancitos caseros!

Todos aplauden, el único que no esta en escena es don Segundo.

Dora – ¿Y Segundo dónde está?

Clara- Hace rato que no lo vemos.

María- ¿Dónde se habrá metido?

Segundo (gritando)-Aquí!! Aquí estoy gurises (habla muy rápido, acelerado de la emoción) vino la luz… Sentí un ruido en el dormitorio, entré… Y ahí la vi, primero pensé que era la luz mala… pero dispués… me di cuenta que era la “doña computadora”, haciéndome guiños con los dos ojos…, pué sin dudarlo ché, me senté y así cómo quien no quiere la cosa, me conecté a la internete y buscando… buscando… entré en un sitio en dónde unos veterinarios me mandaron la novedad! Las vacas en Francia dan más leche porque se las acarician más, ahora que soy un gauchito cibernético, el trabajo del campo será tan fácil como apretar una tecla.

Dora – ¡Hermano querido!! Que alegría que te sirva mi regalo.

Segundo – Hermana de mi corazón, todo es bueno, las cosas realizadas con nuestras  manos, con nuestra creación, como las cosas modernas que nos facilitan el trabajo y la comunicación…  “Todo en su justa medida es importante”.

Canción final

Todo es importante la computación, las pilas, las baterías, la televisión,

pero no nos olvidemos del amor, la música, la creación y la imaginación.

Fin

 

 

 


El juglar inicial te desea: ¡feliz día de reyes!

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Poesía “seis de enero”

 

Miles de reyes llegan porque sí

a esta tierra blanda de menta y anís.

Tres vienen del mar, tres bajan del monte,

tres de la azotea, tres del Sinaí.

Tres miradas blancas, Tres miradas negras.

Tres miran aquí, al niño más niño

que puede mentir: que la miel no es dulce;

que él es muy feliz;

que se portó bien y debe recibir.

Miles de zapatos esperan allí,

en la tierra nuestra de menta y anís.

Unos de charol, otros colorados.

Unos están rotos, otros estrenados.

Nacen tantos niños pidiendo deseos

en la tierra fértil de menta y anís.

Agua, pasto y luna; tres reyes ahí.

Agua, pasto y niño; tres reyes aquí.

Patricia Iglesias Torres

 

En el mes de la memoria: Pañuelito blanco

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Pañuelito blanco

Sí, yo vivía en un cajón de la cómoda de la abuela Amelia. Sin saber qué hacer, siempre doblado, perfumado. Pero nadie me usaba ¿por qué? Porque ser un pañuelo color blanco para el cuello o para la cabeza es una gran pesadilla. Imagínate cuando alguien en la casa quiere estar lindo, elegante o encantador, elige otros pañuelos, el de flores, el de lunares o el de brillos. Pero no los culpo, es entendible: un pañuelo blanco no tiene demasiada gracia ¿no? En cambio los de otros colores… Ellos sí eran afortunados, salían de tanto en tanto y cuando volvían, pasaban semanas contando las aventuras vividas.

Una mañana Amelia me tomó y, fichhhhhh…, caí en una canasta repleta de sandwichitos, jugo y galletitas…

“-¡Ay,  lo único que me falta es que me usen de servilleta!”. – pensé.

Fuimos a buscar a Luz, su nieta. Una beba tan gorda como un pan redondo. Tenía un chupete colgado de su saco de lana rosa. Llegamos a una plaza.

- Luz, Lucesita, mirá a la abuela que te saca una foto – y la beba sólo seguía en su historia.

“-¿Para qué me habrá traído a mí?”- me preguntaba, todavía dentro de la asfixiante canasta de mimbre.

Hasta que Amelia me dobló como un triángulo y, “plic”, fui a parar a la cabeza de Luz. Ahí sí que me sentí a gusto, el sol hacía un arco iris en mí, y el aroma a jazmines de la beba me fascinaba.

Después de esa tarde, me lavaron, perfumaron y me plancharon y, “fichhhhhh…,” nuevamente me deslicé hasta el cajón de la cómoda.

Pasaron semanas, meses y nada… Nadie me ayudaba a salir de allí. Comprobaba cómo día a día, el olor a humedad se acentuaba. Qué deteriorados estábamos todos, hasta ese pañuelo de lunares rojos, que vociferaba con voz grave y fuerte:

- “Vamos, no teman, luchen, no se detengan”.

Ya estaba amarillento y resquebrajado. Yo me iba salvando porque me corría silenciosa y lentamente, detrás de un destello tibio de sol que se colaba por un agujero de la madera del mueble.

Del afuera se oían risas, algarabía…, ¿goles? Sí. Parece que jugaban al fútbol, cerca de la casa de Amelia. ¡Con lo que a mí me gustaba ir a la cancha!

Ya estábamos tan desesperados con el encierro, que mis amigos (otros pañuelos) se alegraban gritando:

- Gooolll -¿Te das cuenta? Su única alegría era esa. Parece mentira, ¿no? ¡Y otros necesitan tanto para ser felices!

De vez en cuando, volvían mis fuerzas y comenzaba a pedir ayuda:

-¡¡Por favor, sáquenme de aquí, es horripilante estar a oscuras!! ¡Me ahogo! ¡¡¡Quiero ver la claridad, el verde de la plaza!!! – pero… nadie me oía. Temblaba, subía, me estiraba, lloraba. Haciéndome un bollito, escondido en el rincón más frío, seguí esperando… ¿Quién sabría de mi sufrimiento? ¿Alguien me estaría buscando?

Ya no recuerdo cuánto tiempo pasó…, cuando…, se abrió el cajón.

-Acá está- Amelia me acariciaba con sus manos temblorosas, sus lágrimas me iban humedeciendo, y yo pensé:

“-¡¡Uy!! Ahora sí estoy frito, la abuela me usa para limpiarse los mocos”. Pero no, me estrujó entre sus manos con tanta esperanza que me encantó el apretón.

La tarde que dimos una vuelta a la plaza, pude ver otros pañuelos.

“- Ja, todos blancos, sobre cabezas de mujeres, parece que es la moda o… ¿Están todas locas? ¿Ya no le gustan más los colores? ¿Seremos más calentitos?”. Una y mil preguntas me hice. Pero sin respuesta.

Desde ese momento siempre me localizaban cubriendo la cabeza de Amelia. A veces el sol era demasiado fuerte, otras la lluvia muy dolorosa, finita, constante. Vi los mismos árboles sin hojas como en veinte otoños. Vueltas y vueltas y más vueltas a la plaza; tantas, que los cabellos de estas señoras caminantes se fueron volviendo indefectiblemente plateados, aunque no podía quejarme, dado que lograba salir todas las semanas.

¿Conocen la primavera? ¿Sí? Los brotes de las plantas se asoman. Rojos, naranjas y amarillos aparecen entre los verdes intensos de las hojas recién nacidas. Los pichones comienzan su voladora vida, el viento es una brisa. Todo se convierte. Los aromas envolventes de las mentas, los tilos, las manzanillas, las lavandas, refrescan, tranquilizan, limpian. Todo renace.

En septiembre en la Argentina, precisamente el 21, que era miércoles, Amelia me lució especialmente. Fuimos al aeropuerto y por una de las enormes entradas transparentes apareció una muchacha, con la cara redonda como una media luna de manteca. Su mirada se encontró con la de Amelia (no con la mía, yo no tengo ojos, acordate de que soy un pañuelo). Un abrazo fundidor hizo maravillas. Ahí volé… Sí, les dije que en primavera muchos vuelan. En realidad mi dueña hizo con sus manos fuertes que yo me deslizara: me enrolló y fui a parar al cuello de Luz ¿Qué Luz? ¿Se acuerdan de la beba? Luz era esa beba ahora hecha una mujercita, la descubrí por ese perfume a jazmín en la piel. ¡¡¡Nos reencontramos los tres!!! Y prometimos NUNCA MÁS separarnos.

Autora: Patricia Iglesias Torres

Ilustradora:  Mechuk ( Mercedes Nassivera)  https://www.behance.net/mercedesnassivera

HADAS DE CIUDAD I de Patricia Iglesias Torres/Ilustrado por Mechuk

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Muchas hadas viven en el bosque, casi todas. Pero yo conozco una que vive en la ciudad.

Moni es un hada de ciudad que eligió el barrio de Almagro para volar la vida, viaja en colectivo, subte o camina por la calle Corrientes.

Se posa sobre los jacarandaes, araucarias y palos borrachos del parque Centenario cada tarde de cada día.

Le encantan las paltas, las medias bordadas y hacer tarteletas de queso y aceitunas.

Es un hada guardiana de niños y niñas. Si te sorprende la lluvia, seguro que ella está a tu lado, sin que te des cuenta abre un paraguas de plata, que guarda en un monederito que lleva siempre en su mano derecha,  y te protege.

Como es un hada cuidadora tiene muchísimo trabajo y sabe transformarse según la necesidad. Si estás preocupado se hace tan pequeñita que se esconde en tu oído y susurra: “todo saldrá bien”  Y TODO SALE BIEN.

Cuando tenés miedo es un terrón de azúcar y al saborearlo te tranquiliza el alma.

Cuando te reís se tienta de risa con vos y hace “papelones de hada”  en cualquier lado. (Aunque sea un lugar muy serio y recatado).

Le encanta, como te dije antes, viajar.  El hada Moni  quiere que viajes como puedas: en bicicleta, patines, skate, tren, auto, a pata o colectivo.

Es tan feliz cuando viajas que te acompaña , en esos momentos tiene la habilidad de  volar bajito y  guiar tu camino.

A veces pasea por San Telmo, allí no sabemos bien por qué deja de cuidar niños y se encarga de una viejita olvidadiza y querendona. Pero eso lo hace sólo los domingos (Sí, tenés  razón: ella es un hada, pero también se merece un franco en la semana).

Igual… de lunes a sábado, y en el barrio de Almagro, está con exclusividad cuidando y disfrutando de ése pedacito de ciudad.

Ah, y no te preocupes si vivís en otro barrio, pues hay muchas hadas de ciudad que ya te contaré en otros cuentos.

Ahora, te voy a contar una de las aventuras del hada Moni en el barrio de Almagro.

Un día de enero en la heladería de Corrientes y Lambaré pasó algo muy extraño.

Todos los helados de chocolate se derritieron como si fueran agüita clara de río, en una décima de segundo. Los papás  compradores de helados pensaban que era por la lentitud de la lengüetada de sus hijos, pero al ver que a todos los papás compradores le pasaba lo mismo recurrieron al dueño de la heladería que, desesperado, oía los reclamos:

–          Señor heladero, devuélvame el dinero.

–          Un verdadero enchastre.

–          Una buena heladería vende helados con consistencia.

–          Una heladería sin helado de chocolate es un desastre.

La gente que caminaba por allí se paraba a mirar el espectáculo: niñas con vestidos manchados, niños llorando, personas con pancartas que decían: “NO a la desaparición del helado de chocolate”. Charcos, charquitos y charcazos color cacao en toda la vereda.

Antonio, el heladero, estaba fundido en plata y espíritu. Ya no podía pensar más.

Y ahí, como por arte de mariposas entró el hada Moni diciendo:

-Esto tiene solución. Organicémonos amigos .Hay que juntarse. Necesitamos que todo el barrio se reúna en el parque Centenario.

Fue un gran trabajo, todos los vecinos aunaron sus fuerzas y hasta La radio de la zona, llamada “la tribu”,  difundió la noticia. Todos y todas estaban allí, sentados en el parque como si fueran a oír un recital de rock.

El hada Moni  los vio y su sonrisa se reflejó en la esperanza de cada uno de los presentes. Con voz muy bajita dijo:

-Batamos con la mente lo que deseamos con el corazón.

Todo el barrio lo dijo. Convencidos y en un grito:

-Batamos con la mente lo que deseamos con el corazón.

Y sin saber cómo, el helado de chocolate volvió a ser el que era.

UMmmmmmmmmmmmmmmmm, fue todo lo que se oyó después.

Mientras el barrio saboreaba el  helado, el hada Moni revoloteaba  alrededor del lago del parque Centenario, luego se posó en una flor del jacarandá  y se quedó dormida.

Seguramente, vos te preguntarás: Y ahora, ¿a dónde está el hada Moni?

A veces, la podés encontrar  ayudando en la escuela. Otras acurrucando a algún bebé. Muchas viajando en colectivo y mirando por la ventanilla. Y de vez en cuando, derritiendo helados de chocolate en otras heladerías de Almagro.

Es que en estos tiempos no es fácil ser un hada de ciudad y a veces el hada Moni necesita divertirse.

Patricia Iglesias Torres

 

El megáfono (CUENTO PEQUEÑO PARA PEQUEÑOS QUE NO PUEDEN DORMIR SOLOS)

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EL MEGÁFONO de Patricia Iglesias Torres



Éste es Santiago, tiene tu edad. Y un problema: no se puede dormir solo, quiere ir a la cama grande de sus papás.

Éste es Rogelio, el papá de Santiago. Tiene la edad de tu papá y un problema: su hijo no se puede dormir solo y siempre termina durmiendo en "su" cama.

Cada noche de todas las noches del año, se acuestan juntos por un ratito, en el cuarto del nene. Rogelio le acaricia el pelo y cuenta aventuras o historias de otros tiempos. Poquito a poco los ojos de ambos se entrecierran hasta que se quedan completamente dormidos. Como los dos duermen en la cama de Santiago, que es pequeña como él, el papá queda con la mitad del cuerpo afuera. Pero tan dormido que ni un rugido de león podría despertarlo. Ahí comienza el problema de la mamá.

Primero trata de despertarlo con besitos. Pero no hay caso, sigue dormido.

Después dice: "Ro… Rogelio. Vamos a tu cama".

Como no le da resultado, trae un vaso de agua y despacio le moja la cara. Rogelio se da vuelta, protesta un poco, pero sigue atrapado en su dulce sueño.

Mientras tanto la mamá busca otra solución: enciende la radio portátil con una música rápida y se la acerca bien al oído (sí, al oído del papá ¿ o querés que se despierte Santiago?). Nada de nada, ni una pestaña mueve.

Ya el brazo y la pierna del lado izquierdo de Rogelio están tocando el piso.

La mamá, se sienta y los mira. Camina, busca la manera de despertar a su esposo sin interrumpir el sueño de Santiago. Pero todo es imposible.

Prepara un rico té de naranjas y se lo lleva, para tentarlo con el aroma casi le moja la punta de la nariz. Pero el papá, ni un ojo abre.

Hasta que cansada y fastidiosa por no encontrar una solución, toma un megáfono y desde la cocina grita: "Rogelio".

Con tanta suerte que ve alguien que se acerca a ella. Pero… ¡¡ oh sorpresa!! No es el papá. Es el hijo, Santiago que refregándose los ojos con las manos le pregunta:

– ¿Ya hay que ir al jardín?

No, mi amor, todavía es muy temprano para despertarse.

Lo lleva dándole palmaditas en la espalda a la cama grande.

En la del nene duerme plácidamente Rogelio, el papá.

DECÁLOGO DE NIÑOS FELICES

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DECÁLOGO DE NIÑOS FELICES

COMER UN HELADO Y QUE NO SEA VERANO,

ENSUCIARSE LA CARA CON MERMELADA

COMIENDO TOSTADAS RECIÉN PREPARADAS.

ESCUCHAR UN CUENTO O ALGÚN INVENTO,

REÍR EN LA NIEVE O CUANDO LLUEVE.

ABRAZAR A UN AMIGO SIN DECIR PIDO,

CHAPOTEAR EN EL AGUA Y HACER MUCHO RUIDO.

JUGAR A LA MANCHA, A LAS BOLITAS,

SALTAR A LA SOGA , CAMBIAR FIGURITAS.

HACER UN GOL O ENAMORARSE

Y CAMINAR DESCALZO SIN RESFRIARSE.

TENER UN ABUELO, AUNQUE SEA PRESTADO,

PARA SENTIRSE ÚNICO Y MIMADO.

PARA SER UN NIÑO FELIZ EN ARGENTINA,

ITALIA, ISRAEL, AUSTRALIA O CHINA,

DEBEMOS TENER CASA, COMIDA Y MEDICINA.

VIVIR EN UN MUNDO CON AMOR Y PAZ

Y VER NOCHE A NOCHE UNA ESTRELLA FUGAZ.

PATRICIA IGLESIAS TORRES

Poesía extraída del libro: "¿Vamos a pensar?2" de Editorial Ediba.

Poesía para un día de invierno

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Escondido 

Poesía 1

Estoy escondido, ¿me ve?

Quizá pueda imaginar,

que estoy esperándole

Estoy encendido, ¿me ve?

Quizá guardado en la arena

Susurrándole  en francés.

Estoy desorientado,  ¿me ve?

en la profundidad del mar

buscándola  otra vez.

Y me pregunto mil veces,

en español o en japonés:

“¿es loco que el sol

se enamore de usted?

Luna, luna, ¡contésteme!”

Patricia Iglesias Torres

 

 Ilustración: Mónica Gutierrez

Si querés saber más de la ilustradora:

http://gutierrez-monica.blogspot.com.ar/

http://www.forodeilustradores.com.ar/Ilustrador.asp?mgutierrez

Poesía/primeros amores

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Yo iría…

… hasta la luna para abrazarte.

… hasta Marte para adorarte.

… hasta Grecia para besarte.

… hasta china para mimarte.

… hasta España para enamorarte.

Pero no voy a ninguna parte,

porque siento tanta vergüenza

Que no puedo ni mirarte.

Patricia Iglesias Torres

Para leer otros poemas de amor te invito a

http://www.eljuglarinicial.com.ar/stati … 115 – 175230


Cuento: Un azahar por un limón

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Un azahar por un limón

En el jardín de la casa de Mercedes había cinco árboles que estiraban sus troncos y hojas al cielo. Un olivo, un naranjo, un pino, un limonero y un nogal que daba mucha sombra. El preferido de Mercedes era el limonero, porque sus flores blancas eran como pequeñas palomas, el aroma envolvente como un abrazo y las hojas poco frondosas le permitían ver el cielo. Había días que se acostaba debajo del limonero, panza arriba, con los brazos cruzados detrás de la cabeza y dormía largas siestas de ojos abiertos.

Una tarde se le ocurrió una idea. Sacó tres flores y las puso en un florero sobre su escritorio. Como el perfume de aquellas flores le encantaba, día a día durante todo el verano, cortó flores del limonero y disfrutó su aroma.

Llegó el otoño, una a una las hojas de los árboles volaban buscando otro lugar en donde ver el mundo. El naranjo estaba lleno de frutos. El limonero tenía un solo limón amarillo.

Primero se preocupó la abuela:

– ¿Qué le habrá pasado al limonero? Nos ha dado un solo limón.

Después notaron esto, la mamá, el papá, la hermana, el hermano y hasta la propia Mercedes que decía:

– ¿Por qué será que dio un limón?

– Voy a llamar al vivero. Allí hay un muchacho que entiende mucho de árboles. Quizá nos dé una solución – dijo el papá.

Así fue. Al otro día un jardinero, con un mameluco azul, vino a observar el limonero.

– Hummm, a ver, a ver. Ustedes ¿le tiraron algún veneno fuerte para hormigas veraniegas?

– No señor – contestaba toda la familia al unísono, hasta la perra Frida, movía la cabeza para un lado y para el otro, como diciendo no.

– ¿Lo regaron mucho?

– No señor – volvían a contestar todos.

– Hummm, difícil situación, déjenme estudiar este limón.

Sacó de una valija una lupa gigante. Tomó el único limón con una mano, sin sacarlo del árbol, acercándose tanto que, parecía como si se fuera a meter adentro del fruto.

– Hummmmmm, esto es muy raro… Quizá no lo vieron, pero algún pájaro arrancó los azahares.

– A mí me pareció verle pocos azahares este verano – dijo el papá.

– ¿Qué son los azahares? – pregunto distraídamente Mercedes.

– Pequeña, son las flores blancas que tiene el limonero. Luego esos azahares dan lugar a los limones, si alguien los arranca priva al árbol de tener frutos.

Al oír esto, Mercedes palideció, sintió como si el cielo fuera una nube negra y pesada que se le estaba por caer encima.

– Es muy raro. Tendremos que esperar hasta el próximo verano y ver qué pasa con este buen árbol – opinó la abuela.

Así pasó. Cuando el limonero se llenó de azahares blancos y perfumados Mercedes se sentó debajo de su sombra a leer un libro. Pero no cortó una sola flor. Disfrutó, minutos y horas, leyendo envuelta en aroma veraniego, debajo del limonero.

En otoño limoncitos, del tamaño de una uva, comenzaban a asomarse y en invierno, muchos limones amarillos y brillantes colgaban de las ramas. ¡Cuántas tortas, tés y mermeladas cocinaron Mercedes y su mamá! ¡¡Un azahar por un limón, esa fue su ecuación!!!

Patricia Iglesias Torres

Farolito Luminiscente/ publicado en diario vivo

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Farolito Luminiscente de Patricia Iglesias Torres



Ilustración de Camila Santillán

Primer capítulo

Esta historia, no comienza con: "había una vez" sino con: "había una noche", una de esas noches de luna llena. El campo era una alfombra oscura con verdes ennegrecidos.

– ¡Ya oscureció!

– ¡Rápido, salgamos a danzar!

– Juguemos a la mancha tintineo.

– Hagamos arte de luz

– Sí, vengan uno arriba del otro, ¡jajajaja!

– A ver armemos una estatua, pero cuidaaaaaadooooooooo .

Y ¡rataplatum! ¡Todos al piso!

¿Quiénes al piso? Muchos bichitos de luz, Farolito y sus cinco hermanos: Luz María, Lamparita, Candil, Fulgor y la más pequeña, Ana Vela. Todos de apellido Luminiscente.

Cuando oscurecía, los bichitos de luz, comenzaban su jornada. Después de jugar un rato, iban a la escuela. Cuando la luna aparecía volvían a su casa. Merendaban y hacían la tarea. Cada uno con luz propia iluminaba su cuaderno fluorescente, escribían en un idioma esplendoroso. Luego, podían volar, libremente, hasta que mamá Lumbre decía:

– ¡¡¡¡¡Es hora de cenar!!!!!!

El sol, poco a poco, mostraba su anaranjada presencia en el horizonte. Los bichitos, pausadamente, apagaban sus luces y uno a uno se acostaban en las hamacas de hojas de alcanfor.

A la hora de despertarse, una a una se iba encendiendo sus pancitas. ¡Era tan energizante tener iluminación propia al iniciar el día! Volaban sin parar por la habitación: giraban, bajaban en perpendicular, subían. Era tal la velocidad y fuerza que, al ver esa estela, las estrellas fugaces se sorprendían.

– Farolito, se hace tarde para ir a la escuela, a la señorita Candela no le gusta esperar a sus alumnos.

– Hoy, para la clase de luminotecnia tenía que llevar una luz de bengala y me olvidé – dijo Farolito.

– Yo puedo prestarte la del año pasado – Dijo Lamparita – No te pierdas la clase, Farolito, es una de las lecciones más divertidas del año.

– Por eso hijo, apúrate que es muy tarde – acotó la madre.

A Farolito le gustaba ir al colegio. Estaba enamorado de la señorita Candela. Ella tenía un brillo especial y sus clases de literatura eran un lucero de buen gusto y sapiencia.

– Nunca podré saber tanto como ella – pensaba nuestro amigo en voz alta.

– Sí, podrás –

– ¿Eh? ¿Quién habló? – preguntó, Farolito, sorprendido.

– Yo, tu amigo invisible.

– Pero si sos invisible y nunca te vi ¿cómo decís que sos mi amigo? Y ¿Por qué nunca, hasta hoy, te escuché?

– Muchas preguntas. Demasiada ansiedad. Trataré de contestarte: porque los amigos se escuchan cuando uno tiene oídos atentos y el corazón abierto. Siempre estuve en tu interior, en tu pensamiento.

– Igual no creo que sepas cómo ayudarme.

– Así, estás cerrando la puerta, vamos amigo, anímate y piensa. A vervamos a hacer un juego. Tratá de completar mi frase: para conquistar a la seño Candela, tendría que

– Saber tanto como ella – dijo Farolito y continúo diciendo, mientras agachaba la cabeza – y yo no sé casi nada.

– Hay un lugar en donde podés aprender mucho.

– ¿Te parece?

– Sí, señor. A ver amigocompleta esta nueva frase: El lugar es la

– Casa de mi abuela, sí, cuando la escucho aprendo mucho.

– El lugar es la – repitió el amigo invisible.

– La habitación de Ana vela, ella, guarda allí todas las cosas que puedas imaginar, o la mente de mi papá, pero… ¿cómo me meto en su mente?

– Farolito, pensá – dijo el amigo invisible – es un lugar a dónde hay muchos libros la biblio

– teca! ¡¡¡La biblioteca!!!! – gritó Farolito – ¡¡¡¡Es verdad!!! Papá que es muy lumbrera, siempre dice: los libros dan todas las respuestas, cuando un niño lee, el mundo exterior y el mundo interior se conocen, se miran y jamás se desprenden.

– ¡Bravo Farolito! ¡Correcta respuesta! Entonces… ¿Vamos a la biblioteca?

– Me encantaría, pero… ¿cómo hago para llegar a la ciudad? Aquí en el campo no hay ninguna biblioteca.

– Con empeño. Amigo, se inicia la aventura.

– Pero… amigo invisible….mis padres no me van a dejar.

– Pensamientos pesimistas, ¿por qué? Verás que te dejarán.

A la hora de merendar, los seis hermanos estaban hambrientos de galletitas "Estrellitas", las preferidas de los bichitos de luz y de leche "Sol de noche", que era la leche más publicitada en los últimos tiempos.

– Mamá, papá, tengo algo importante que pedirles: un permiso luminoso.

– Hijo ¿cuál es tu pedido? – dijo el papá.

– Ir a la ciudad, a la biblioteca.

– ¡Oh! Llegar a la ciudad es muy peligroso hay que volar incansablemente, ¡hay insectos y animales devoradores! – dijo, preocupada, la mamá.

– Pero, mujer, no lo atormentes con inseguridades. Sabíamos que llegaría este momento, y es necesario. Hijo, tienes nuestro permiso. – aseveró el papá.

– Gracias, gracias – decía Farolito mientras aleteaba sin parar sobre ellos – Quédate tranquila mami, tendré mucho cuidado.

Desde ese momento, toda la familia Luminiscente, comenzó a ayudar al hermano mayor para su gran desafío.

Preparada la mochila con objetos varios de gran uso y utilidad, dando besos y abrazos brillantes partió con algunas lágrimas en los ojos.

– Adiós, mi querida familia, iluminen la noche, energicen la oscuridad.

– Hasta pronto hijito, no olvides abrigarte, si tomas mucho frío, bajan tus defensas y tu luz interna puede enfermarse.

– Adiós familia, pronto volveré con una nueva experiencia y una vieja ilusión.

Si querés leer el segundo capitulo: www.diariovivo.com

Cuento Barrotes del corazón

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Barrotes del corazón



– Amparo. ¡Amparo!

Otro cuento del Ratón Perez…

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¿Quién me cambia el cheque?

Esa mañana el Ratón Pérez tenía un grave problema. El banco en dónde tenía el dinero guardado, estaba cerrado por tres días por reformas. No sabía qué hacer para conseguir el dinero que necesitaba para dejarles de recompensa por los dientes caídos, a los nenes de todo el mundo.

Doña Cucarachita de Pérez, su esposa, quería colaborar buscando una solución:

– ¿Y si les cocino masitas y le dejás una debajo de cada almohada?

– No, querida, no creerían que soy yo.

– ¿Y si le dejas una cartita disculpándote hasta el próximo diente?

– Imposible, los chicos esperan monedas o billetes, no cartas.

– Y si mandas al Grillo Gutiérrez a que les cante una canción en compensación?

– Gracias, querida, creo que tengo la solución.

Así fue como fue al escritorio sacó, del cajón, una chequera muy gorda y una lapicera.

– Y, ¿querido? ¿Tenés una solución?

– Sí, les dejaré un cheque a cobrar dentro de tres días.

– ¡Qué buena idea!

Por la noche, una vez completados y firmados todos los cheques, el Ratón Pérez partió a retirar todos los dientes caídos en ese día, se fue con su patineta nueva y la bolsa cosida por la esposa.

A la mañana siguiente, Rocío, una de las nenas, a la que el día anterior se le había caído un diente, buscó debajo de la almohada el dinero y Oh, sorpresa tenía un cheque en recompensa que decía:

Ciudad de los ratones de cuentos, 20 de enero de este año $3

Dentro de3.días

Paguesé a: .Rocío La cantidad de pesostres..

Av. de la flor 163 – cuit.121251 ratón Pérez Ratón Pérez

Sucursal: Queso Gruyere

Lo mismo le pasó a Federico, Paco, Agustina, Camila, Augusto, Facundo, Santiago, Sebastián, etc., etc., etc… Bah! les pasó a todos los chicos que el día anterior habían dejado los dientes debajo de la almohada. Cada uno le mostró a su familia la rara recompensa que habían recibido. Ninguno entendía bien qué era un cheque y se preguntaban: ¿un cheque, servía igual que la plata? ¿Servía para pagar o para cobrar? ¿Se podía comprar en un quiosco, golosinas, con un cheque? ¿El Ratón Pérez se había vuelto loco?

Los grandes de todo el mundo explicaron y explicaron: que el cheque era una manera de pagar, que las personas iban al banco y allí le daban la misma suma de dinero como decía el papel, que no se podía comprar en un quiosco con un cheque. En fin ¡tantas respuestas!

Pero en realidad el problema era otro. Ninguno de los padres sabía de ése banco ni a dónde quedaba la ciudad de los ratones de cuentos. Es decir, todos los niños tenían un cheque pero nadie podía cobrarlo

En todo el mundo se hablaba de la rara noticia, los diarios, noticieros y hasta en Internet preguntaban a la gente el paradero de ese banco y esa ciudad. Pero nada ni nadie tenían la respuesta precisa.

Un abuelo que estaba en la plaza tomando sol, escuchó la noticia y se quedó pensativo.

Al otro día salió en el diario del pueblo, un clasificado, diciendo:

Queridos chicos casi sin dientes:

Estoy dispuesto a cambiarles los cheques del ratón Pérez.

Los espero en casa.

El abuelo Antonio.

Se armó un gran revuelo ante tal clasificado, vinieron periodistas de todo el mundo para hacerle reportajes al abuelo Antonio.

– Usted, ¿conoce al ratón Pérez?

– ¿Es millonario?

– ¿Cuanto hace que tiene amistad con el ratón Pérez?

– ¿En dónde está ubicada la ciudad de dicho Ratón?

– ¿Podrá usted cambiar los cheques a todos los chicos?

Éstas y muchas preguntas más le hacían al abuelo Antonio, quién respondió, una a una, con una sonrisa:

– En realidad, no conozco al ratón Pérez

– No, no soy millonario, sólo tengo unos ahorros para hacerme una dentadura postiza, nueva – y dijo en un susurro – a los viejos se nos caen los dientes pero nadie nos recompensa, ni vuelven a crecer nuevos. Pero como no me alcanza, prefiero darle una mano a estos chicos en problemas.

– No, no soy amigo del ratón Pérez, aunque me encantaría serlo.

– No conozco la ciudad de los ratones de los cuentos, aunque me gustaría conocerla.

– Por ahora, cambiaré algunos cheques con mis ahorros. Creo que para los chicos de mi barrio va a alcanzar.

Cuando otros abuelos escucharon las respuestas del abuelo Antonio, respondiendo estas preguntas, se sumaron a la cruzada, opinando:Cuánta razón tiene este viejo a mí tampoco me alcanzan mis ahorros para la dentadura postiza, mejor hago feliz a un niño o a varios de mi barrio

Y así pasó, los abuelos de diferentes barrios, pueblos, ciudades, países, que tenían ahorrado dinero para las dentaduras postizas cambiaron los cheques dejados por el Ratón Pérez.

Las buenas noticias llegaron hasta la casa del Ratón Pérez quién le dijo a su esposa:

– Qué lío armé.¡Claro! soy tan despistado que no me di cuenta que los chicos no saben lo que es un cheque, ni que nadie conoce mi banco ni mi ciudad. Tengo que solucionar esto. Pobres abuelos, se quedaron con mis cheques, sin plata y sin dentadura postiza.

Entonces el Ratón Pérez fue al banco ciudad de los ratones de cuentos (ya habían pasado los tres días de reformas) llenó su bolsa con dinero, para recompensar a los niños de esa noche y muchos billetes más.

A la mañana siguiente, los abuelos cambiadores de cheques no lo podían creer, debajo de su almohada encontraron: billetes con la misma suma que los cheques cambiados, una dentadura postiza nueva y una carta que decía:

Encantadores abuelos prestamistas, les agradezco su amabilidad de confiar en mi persona y cambiar los cheques a los niños.

Gracias nuevamente!

El Ratón Pérez

Pdta. : La dentadura va por los intereses.

Patricia Iglesias Torres

HADAS DE CIUDAD I de Patricia Iglesias Torres/Ilustrado por Mechuk

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Muchas hadas viven en el bosque, casi todas. Pero yo conozco una que vive en la ciudad.

Moni es un hada de ciudad que eligió el barrio de Almagro para volar la vida, viaja en colectivo, subte o camina por la calle Corrientes.

Se posa sobre los jacarandaes, araucarias y palos borrachos del parque Centenario cada tarde de cada día.

Le encantan las paltas, las medias bordadas y hacer tarteletas de queso y aceitunas.

Es un hada guardiana de niños y niñas. Si te sorprende la lluvia, seguro que ella está a tu lado, sin que te des cuenta abre un paraguas de plata, que guarda en un monederito que lleva siempre en su mano derecha,  y te protege.

Como es un hada cuidadora tiene muchísimo trabajo y sabe transformarse según la necesidad. Si estás preocupado se hace tan pequeñita que se esconde en tu oído y susurra: “todo saldrá bien”  Y TODO SALE BIEN.

Cuando tenés miedo es un terrón de azúcar y al saborearlo te tranquiliza el alma.

Cuando te reís se tienta de risa con vos y hace “papelones de hada”  en cualquier lado. (Aunque sea un lugar muy serio y recatado).

Le encanta, como te dije antes, viajar.  El hada Moni  quiere que viajes como puedas: en bicicleta, patines, skate, tren, auto, a pata o colectivo.

Es tan feliz cuando viajas que te acompaña , en esos momentos tiene la habilidad de  volar bajito y  guiar tu camino.

A veces pasea por San Telmo, allí no sabemos bien por qué deja de cuidar niños y se encarga de una viejita olvidadiza y querendona. Pero eso lo hace sólo los domingos (Sí, tenés  razón: ella es un hada, pero también se merece un franco en la semana).

Igual… de lunes a sábado, y en el barrio de Almagro, está con exclusividad cuidando y disfrutando de ése pedacito de ciudad.

Ah, y no te preocupes si vivís en otro barrio, pues hay muchas hadas de ciudad que ya te contaré en otros cuentos.

Ahora, te voy a contar una de las aventuras del hada Moni en el barrio de Almagro.

Un día de enero en la heladería de Corrientes y Lambaré pasó algo muy extraño.

Todos los helados de chocolate se derritieron como si fueran agüita clara de río, en una décima de segundo. Los papás  compradores de helados pensaban que era por la lentitud de la lengüetada de sus hijos, pero al ver que a todos los papás compradores le pasaba lo mismo recurrieron al dueño de la heladería que, desesperado, oía los reclamos:

–          Señor heladero, devuélvame el dinero.

–          Un verdadero enchastre.

–          Una buena heladería vende helados con consistencia.

–          Una heladería sin helado de chocolate es un desastre.

La gente que caminaba por allí se paraba a mirar el espectáculo: niñas con vestidos manchados, niños llorando, personas con pancartas que decían: “NO a la desaparición del helado de chocolate”. Charcos, charquitos y charcazos color cacao en toda la vereda.

Antonio, el heladero, estaba fundido en plata y espíritu. Ya no podía pensar más.

Y ahí, como por arte de mariposas entró el hada Moni diciendo:

-Esto tiene solución. Organicémonos amigos .Hay que juntarse. Necesitamos que todo el barrio se reúna en el parque Centenario.

Fue un gran trabajo, todos los vecinos aunaron sus fuerzas y hasta La radio de la zona, llamada “la tribu”,  difundió la noticia. Todos y todas estaban allí, sentados en el parque como si fueran a oír un recital de rock.

El hada Moni  los vio y su sonrisa se reflejó en la esperanza de cada uno de los presentes. Con voz muy bajita dijo:

-Batamos con la mente lo que deseamos con el corazón.

Todo el barrio lo dijo. Convencidos y en un grito:

-Batamos con la mente lo que deseamos con el corazón.

Y sin saber cómo, el helado de chocolate volvió a ser el que era.

UMmmmmmmmmmmmmmmmm, fue todo lo que se oyó después.

Mientras el barrio saboreaba el  helado, el hada Moni revoloteaba  alrededor del lago del parque Centenario, luego se posó en una flor del jacarandá  y se quedó dormida.

Seguramente, vos te preguntarás: Y ahora, ¿a dónde está el hada Moni?

A veces, la podés encontrar  ayudando en la escuela. Otras acurrucando a algún bebé. Muchas viajando en colectivo y mirando por la ventanilla. Y de vez en cuando, derritiendo helados de chocolate en otras heladerías de Almagro.

Es que en estos tiempos no es fácil ser un hada de ciudad y a veces el hada Moni necesita divertirse.

Patricia Iglesias Torres

 

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